El estrabismo es una desviación de uno o ambos ojos con respecto al punto de fijación (los ejes visuales no están dirigidos hacia el mismo punto en el espacio) y se distingue según la dirección de esta desviación:
- Estrabismo convergente (el ojo está desviado hacia adentro)
- Estrabismo divergente (el ojo está desviado hacia afuera)
- Estrabismo vertical (el ojo está desviado hacia arriba o hacia abajo).
Además, el estrabismo puede ser congénito o de inicio temprano o tardío (adquirido), constante o intermitente (la desviación está presente solo en algunos momentos del día), unilateral (afecta siempre y solo a un ojo) o alternante (afecta a los dos ojos alternativamente).
El estrabismo causa una molesta visión doble (diplopía). Por lo tanto, el cerebro tiende a excluir, o más bien a suprimir, la información proveniente del ojo estrábico porque crea confusión. Si la supresión es constante, el ojo desviado no se utiliza, no desarrolla o pierde agudeza visual, lo que puede generar una ambliopía (forma duradera de debilidad visual en la cual un ojo, aunque anatómicamente normal o corregido con anteojos, no puede ver bien), que con el tiempo puede volverse irreversible.
La ambliopía también puede ocurrir en presencia de microestrabismo, es decir, cuando el ángulo de desviación es muy pequeño: en este caso, los objetos no se ven dobles, de hecho, el paciente presenta una fusión binocular y una estereopsis (visión estereoscópica, en 3D), gracias al establecimiento de una correspondencia retiniana anómala, una especie de colaboración entre la fóvea del ojo sano y una zona de la retina del ojo desviado muy cercana a la fóvea, pero con una capacidad visual inferior.
Para alinear ambos ojos de manera coordinada y enfocarlos en un único objetivo, se debe garantizar el correcto funcionamiento de:
- Músculos oculares;
- Nervios craneales (vías nerviosas que transmiten información a los músculos);
- Centros cerebrales superiores (parte del cerebro que controla el movimiento de los ojos).